domingo, 10 de abril de 2011

"CUADERNO DE BOCCACCIO" y "PAISAJE (en tercera persona)" de FRANCISCO CARO

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Hoy nos visita un poeta cuya obra ha empezado a publicarse en plena madurez humana y literaria de su autor, lo que rompe el mito de que sólo en nuestra juventud nos es dado el don de escribir buena poesía, su primer libro “Salvo de ti” ve la luz en el 2006 a sus 59 años, gracias al premio de la Asociación de Escritores de “Castilla-La Mancha” e inmediatamente, como en cascada, saldrían “Mientras la luz” (2007), “Las sílabas de noche”(2008), Premio Juan Alcaide, “Lecciones de cosas” (2008), Premio Ciudad de Zaragoza, “Calygrafias” (2009) Premio Ateneo Jovellanos, “Desnudo de pronombre” (2009) accesit del premio Tomás Morales, “Cuaderno de Boccaccio” (2010) Premio Ciudad de Alcalá y “Paisaje (en primera persona)” Premio José Hierro en San Sebastián de los Reyes en el 2010, estos dos últimos han sido materia de lectura y comentario en nuestros Taller de Poesía. Una trayectoria impresionante en pocos años la de Francisco Caro, que nació en Piedrabuena (Ciudad Real) en 1947 y reside en Madrid, donde se ha dedicado a la enseñanza de la Historia en un instituto de Secundaria hasta su jubilación. Mantiene abierto y actualizado un blog “Mientras la luz”, en el que hace crónica y reseña de los distintos actos poéticos que tiene noticia, se desarrollan y asiste en Madrid y aledaños, además de compartirnos la poesía de sus amigos y, con menos frecuencia de lo esperado, sus propios versos.

Su poesía acostumbra a ser esencial, de gran economía de lenguaje, despojada de todo artificio retórico, acariciadora del silencio, sobria, sugerente, concisa, alimentada de una intuición capaz de rastrear en lo profundo del alma humana, y con una arquitectura de firme y personal construcción en cada uno de sus poemas. Su oficio de auténtico poeta se ha forjado y pulido a través de años de intensas y meditadas lecturas lo que le ha dado ese sabio equilibrio que siempre muestra entre tradición y modernidad.

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En “Cuaderno de Boccaccio” descubrimos retazos del desarrollo de un “taller de poesía” en la Florencia del renacimiento italiano, en el siglo XIV, que tiene como maestro a Boccaccio de Certaldo. Son los apuntes escritos y guardados por un viejo mercader llamado Massimo Novello sobre las lecciones de poesía y vida, que en sucesivos jueves de 1373, diera el anciano poeta a cinco jóvenes ansiosos por aprender de tanta sabiduría, entre los que se encontraba Novello, quien rescata y comenta esos apuntes en 1432. El marco histórico-cultural nos desvela cómo los consejos poéticos de un auténtico maestro siguen vivos en la actualidad y pueden ser una buena guía para los que, aún hoy en el siglo XXI, queremos seguir jugando con las palabras para trasmitir su esencia y transparencia, guardar la memoria y hacer universales los frutos del espíritu. Y sabemos que es posible, y ciertamente necesario en nuestros días, porque la verdad y la belleza, son realidades que no caducan, inmutables, aún a pesar del relativismo que anega el pensamiento postmoderno. Este libro perfectamente estructurado le sirve a Francisco Caro para reflexionar sobre su personal poética, en un ejercicio didáctico de metapoesía.: “Pensad la poesía/ como el ansia perfecta/ de un instante…” …… “fijaos en los hilos/ del poema, palpad su trama,/ su taimado andamiaje,…” …. “… es preciso cuidar/ con mimo las palabras que las nombran..” (a las cosas) “..conocer la penumbra/, escribir de la luz.”…. “entended de los límites…./no contéis la evidencia/ ni develéis lo oculto,..” son algunos de los consejos reflejados en el poemario y sobre los que el autor fundamenta su buen quehacer poético, sin olvidarnos de uno no menos esencial que nos ayudará a conservar una saneada economía y la buena fama: “jamás os haréis imprimir libros inútiles”.

Útil y acertado ha sido para nuestro taller la lectura y reflexión sobre este libro y que ahora tenemos la oportunidad de agradecerle en persona a su autor.

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Paisaje (en tercera persona) es un libro madurado y escrito durante seis años y que ha merecido el Premio Nacional de Poesía José Hierro 2010, en él nos deja la mirada del poeta sobre el tiempo y el espacio, en contacto con una naturaleza que es esencia y ser de todo hombre. Con el estilo al que nos tiene acostumbrados, sobrio y desnudo, breve y sugerente, “busca la exactitud escueta del paisaje, del instante”, acompañado de elocuentes silencios, y que el lector ha de reescribir en cada lectura. Caro nos regala bellísimos poemas nacidos de la melancolía y de un no ocultado pesimismo “Él sospecha que toda la poesía nace de lo triste”.

En este poemario recorre, “camina al borde/ de las aguas que pasan,/ del líquido residuo de las horas…”, contempla un buen puñado de hermosos paisajes de la geografía hispana, senderos de Tejera Negra, el pueblo de Albarracín, la sierra de Gredos, el Pinar de Aguilafuente, las umbrías de Mora, el robledal de Hervás, los montes de Luciana, el campo de Almadén, la pradera de Argos, la plaza de Llerena,….. y otros, buscando recoger y atesorar “el esplendor azul de cada instante” y hacer también de la contemplación de esos momentos, salvados de entre el ruido y la prisa de nuestro mundo, “el repetido curso de la vida”.

Estamos ante un hombre y un poeta que “con paciencia recoge/….palabras en el bosque, mientras tiene frío y se sabe “despidiendo la vida”. Aunque esta despedida la deseamos lenta y pródiga aún en años y en versos, nuestro poeta no se engaña y reconoce que el tiempo ahonda en nuestros límites y desvela día a día un cuerpo, esa casa del alma, que se deshace en sombras jamás recuperadas. Aún así, y por eso mismo, en la palabra “busca/ para su día el hombre/ una luz que no hubiera/ sido jamás objetivada” queriendo disfrutar, sea fugazmente, de su brillo y caricia, sin olvidar que de todo lo anunciado/ es la luz/ el primer deterioro”.

Dividido en tres partes, es la central del libro un poema excelente, que no podemos olvidar, de más largo aliento, “carretera cortada”, donde nos traslada una profunda reflexión descarnada y estoica, escrita desde la aceptación de cuanto somos, sobre esa erosión que el paso del tiempo va haciendo en todo hombre.

Pero he de callar, más se gana en el silencio y la escucha, y agradecer a Francisco Caro su presencia entre nosotros y su generosidad para compartir de su propia voz su palabra.