jueves, 26 de abril de 2012

BARRA DE PAN RECIÉN COCIDA


LIBRO DE FAMILIA
de HILARIO BARRERO

Cáceres, Diputación Provincial, Col. AbeZetario, El Brocense 2011, 91 págs.

Prólogo de José Muñoz Millanes

“Una barra de pan recién cocida/ se enfriaba tierna de claridad” podría ser la manera que tiene Hilario Barrero de decirnos qué es para él la poesía, una poesía cercana a todo cuanto nos alimenta el corazón, una poesía que ha visto pasar la vida y quisiera retener esos instantes que nos llenan de emoción y verdad, “historias repetidas que esperan resignadas que deje de llover”.

Ya en otra ocasión hemos leído de él que “cuando el poeta va enriqueciéndose de todo lo que le rodea, penas, alegrías, la vida y la muerte, la educación formal y la educación mundana, el poema es un compendio de la vida del poeta.” Y esa vida la seguimos con sed de comunicación y conocimiento, ahondando con paciencia y placer en ella, a través de los diarios que puntualmente cada dos años publica. En entrada anterior comentamos en esta misma página su “Dirección Brooklyn” (nuestro poeta vive en Nueva York como profesor universitario desde 1978) que con el último “Brooklyn en blanco y negro” van cinco entregas de los mismos. Su obra poética consta de los siguientes títulos: “Siete sonetos” (1976), “In tempore belli” (1999), “Luz ilesa” (2008), y “Agua y humo” (2010).

“Libro de familia” se divide en tres secciones “Predadores” “Silla para la muerte” y “Libro de familia” (este último, a su vez, en dos apartados), cuatro estancias de siete poemas cada una, un ciclo lunar en el que Hilario Barrero fotografía la vida con lápiz 7B con intención de encender las tinieblas.

No quiero que mis palabras os distraigan de lo esencial y sí que lleguéis al convencimiento de que la de Hilario es poesía que se toca y se vive, por eso os invito a leer, como muestra, estos versos:


 CORRESPONDENCIA

Resguardada del tiempo
en una caja de madera con olor a lavanda,
que escondes en la esquina más negra del armario,
guardas la clave de la vida.
Un tesoro que temes
se encuentre reducido a palabras borrosas
y sea una mentira perfumada.
No te acercas al polvo ni lo tocas
pues temes se convierta en purpurina
y manche tus recuerdos de oro falso.
Estás casi seguro que la única e inextinguible mariposa
es un gusano de seda carcomida.
Dejas pasar el tiempo y esperas
que sea tu enemigo quien descubra el botín.

Hilario Barrero

lunes, 23 de abril de 2012

LA MUJER DE LA LLUVIA Y CUERPO CELESTE

.

El pasado sábado 21 de Abril se celebró en la Biblioteca Pública de Guadalajara el

V ENCUENTRO entre la TERTULIA RASCAMÁN de Madrid y el TALLER DE POESÍA "FERNANDO BORLÁN" de la BIBLIOTECA PÚBLICA de Guadalajara.

En el desarrollo del Acto se presentaron los libros:

LA MUJER DE LA LLUVIA de Mª Antonia Copado presentado por el poeta JAVIER DÍAZ GIL

y

CUERPO CELESTE de Aureliano Cañadas presentado por quien mantiene este blog.

Os dejo con ellas.

.



.

He preparado mi presentación aludiendo y ampliando lo que expongo en mi nota a la edición del libro de Mª Antonia Copado, “La mujer de la lluvia”. En esta nota digo:

NOTA A LA EDICIÓN
Javier Díaz Gil

“La mujer de la lluvia”, de Mª Antonia Copado es un libro valiente. Es poesía en estado puro. Amor y sexo, emoción y piel por encima del género. Vi nacer poema a poema este libro. Mª Antonia Copado nos los leía cada miércoles en la Tertulia Literaria “Rascamán” que yo coordino. Publicar este libro, darlo a conocer era una necesidad. Después de la escritura, de saber cerrada la etapa de creación, Mª Antonia me pidió mi colaboración para editar el libro. Edición, en el sentido etimológico del término: corrección, adaptación, ordenación del texto cuidando su forma y contenido.
En conversación con la autora los poemas escritos originalmente en verso se transformaron en prosa poética. Los poemas adquirieron un ritmo intenso, turbador y emotivo, las imágenes se suceden llevando al lector al territorio casi épico en el que se mueven las protagonistas del libro. Se ordenaron los poemas estructurando el poemario, dotándole de una línea argumental que procura al libro una lectura de inicio a fin y ofreciendo también –ese es el objetivo de cualquier poema- que en una lectura al azar de cualquiera de los textos, éste ofrezca un mundo cerrado, su propio inicio y su propio fin.
Mi aportación en la edición de este poemario ha sido un trabajo gratificante, como lo será sin duda su lectura también para ti, lector, que inicias este viaje poético a través de la lluvia, que no ha de dejarte indiferente. El deseo y el dolor, el miedo y la pasión pueblan sus páginas.
(….)


Casi hasta aquí la nota.
Porque el libro ya impreso me da nuevas lecturas, nuevas premisas. Me explico:

Mª Antonia Copado ha escrito una nueva Madame Bovary que busca tal vez también escapar del tedio de una vida conyugal.
El placer es el camino a la felicidad.
El sexo es una vía de felicidad y de conocimiento.
En este camino no hay conciencia de pecado.
El placer, el sexo que no sabe de géneros. Poesía amorosa, erótica, pasional y de conciencia.

De conciencia porque en el texto hay momentos en el que el personaje poético es protagonista y narra en primera persona. Y hay momentos en los que el personaje habla en tercera persona, como si de un narrador omnisciente se tratara. Se aleja del texto, de la acción y reflexiona.
Esa reflexión, que hace el personaje y el lector al mismo tiempo, es conciencia del placer y del paso del tiempo.
Y el paso del tiempo es conciencia del envejecimiento. La razón que se abre pasó sobre el corazón.
La conciencia que decide acabar con la relación. Pero porque está cumplida la necesidad. Está cumplida la sed.
No hay conciencia del pecado. No.

Es la necesidad, la sed la que mueve a la protagonista a los brazos de la mujer de la lluvia. La lluvia, el agua, el mar como alegoría. Como un hilo, como un río que recorre el libro.
Mª Antonia Copado ha construido un Universo poco usual en la Poesía española y nos ha hecho partícipes de él.

Dejadme leeros dos poemas del libro que demuestran lo expuesto:

TE DESEO

Tus dedos impacientes bajo las sábanas buscan ansiosos mi pecho hambriento. Gira con lentitud el cuerpo adormecido, ardo en tu húmeda boca. Tu lengua errática deambula por mi piel, bebe el último suspiro que late en mi sangre.
Mi boca en tu boca, tu cuerpo vehemente pulsando el placer, cuerpos revueltos entre las sábanas. Enajenados, estallan en gloriosos alaridos de locura.
Te deseo, quiero de ti hasta la última brizna. Que tu germen sea para mí el postrer alimento. Que no encuentre sosiego si no tengo tu cuerpo.

Colmaré con delirio
mi copa con tu savia.

CAMBIANDO

Estoy aprendiendo a envejecer. Comienzo la labor del deterioro. Asimilé de mis ancestros las enseñanzas. Fueron duras experiencias. Con el tiempo la piel se acostumbra a la arruga siniestra que marca su espacio.
En un rincón olvidado por la rutina, al fondo, está la luz que aún desconoce esta alteración que sobreviene. También mañana estaré sentada esperando.

Inexorable me mudará
en otra más triste.

Y tal como termina mi nota a la edición quiero cerrar mi presentación diciéndoos:

Querido lector, te invito a entrar en estos poemas de Mª Antonia Copado: escucharás la cadencia de la lluvia.

Javier Díaz Gil. Poeta


.


.

Damos una vez más la bienvenida a nuestro Taller a AURELIANO CAÑADAS, poeta y amigo con el que hemos compartido y disfrutado ya en años anteriores la lectura de dos poemarios: “Menos nuestro dolor” y “Contra Domene”. Para aquellos que se encuentran hoy por primera vez con él, sólo decir que nació en Almería en 1936 y está vinculado a Guadalajara desde hace tiempo, pues reside a temporadas en Sacedón, que es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, Diplomado por la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid y por el Instituto de Idiomas de la Universidad de Granada. Maestro con premio fin de carrera, que ha sido profesor Assistant de Españñol durante dos cursos en el Liceo Faidherbe de Lille (Francia) y que ha publicado hasta ahora una decena de libros de poemas, varios de los cuales han sido distinguidos con diferentes premios, colaborado en importantes revistas literarias españolas y seleccionado en varias antologías. De entre su obra destacan “Nunca llega el olvido” (1979) “Lengua para hablar sólo” (1985) “Oscuros son los signos” (1990) “Menos nuestro dolor” (1993) corregido y ampliado en 2008, “Porque soy Teseo” (1995), “Máquina el hombre mismo” (2000), Telémaco, el sur de otra vida” (2004) y “Contra Domene” (2010), teniendo pendiente la edición de un nuevo libro que fue reconocido el pasado mes de diciembre con el Premio de Poesía de la Fundación “María de Villar” que se edita en Navarra.

“Cuerpo celeste”, poemario que hoy nos presenta, tiene como idea central el paso del tiempo, el desgaste y el deterioro que este va haciendo, tanto en nuestra realidad exterior como en nuestro ser más profundo, todo ello con un estilo preciso, exacto, despojado de toda retórica, con esa palabra esencial que ya apuntaba en sus obras anteriores pero que en esta se hace más intensa, brillante e imprescindible. Varias de las composiciones de este libro (7 de las 62 que hay en total) han sido premiadas en el XII Certamen de Poesía “Andrés García Madrid” del Ateneo Cultural 1º de Mayo, siendo una de ellas el poema que da título al conjunto del libro.

El tema amoroso, que ha sido siempre parte esencial de su poética, no podía faltar en este nuevo libro y con él y en su original e inquietante poema titulado “Amenazas” lo comienza, para hablarnos de cómo cambia y evoluciona la vivencia y el sentido del amor a través del tiempo, sentenciando, al fin, en su poema “Azucena”, con resignada sabiduría, que “no hay azucenas bajo el hielo de los años, amor”, siendo consciente también de que el amor nos transforma, al recordar a la amada que “amarías a otro si me amaras”.

El propio ser del hombre, su formación y su devenir, vuelve a presentarse, siempre “la pasión de ser otro”, en este libro, de manera indagadora y reflexiva, bajo los símbolos recurrentes de las máscaras y los espejos:“soy ese vacío donde el tiempo sustituye una máscara por otra” nos dice Aureliano, desvelando el eterno fluir y permanente cambio al que estamos obligados como medio ineludible de adaptación al mundo y que al final somos lo que queda tras el despojamiento de aquello que hemos construido para nuestra autodefensa “sólo sabrás quién soy cuando deje caer la última máscara”. Vivimos pues en “El jardín de los espejos” en el que jugamos trabajando en todas las edades, infancia, adolescencia, juventud…para que los días “vuelvan al esplendor que entonces no tuvieron”.

De esta construcción del ser nos hablan poemas como “Personaje”, “El intruso”, “Ángel de la posguerra”… y también en “La memoria”, en la que el poeta se refugia porque necesita/ conservar algo intacto, protegido/ del tiempo y de su encono” y así poder alcanzar “algo de la serenidad de los instantes últimos” como pide en uno de los poemas más hermosos del libro titulado “El castaño”. Gran variedad de temas trata Cañadas en este poemario, sin duda, y por lo leído hasta hoy, el mejor de los suyos, aun siendo muy buenos los anteriores. La tierra alcarreña también está presente en poemas como “Muerte en la Alcarria” y “El perfume”; “El arañazo” nos cuenta que el destino es un gato que llevamos en el hombro; “El pantano” nos da metáfora de la muerte; son magníficas lecciones para un taller de poesía los seis apartados de “Didáctica para un joven gallardo”. Aureliano Cañadas ama la poesía, por ella vive y a ella se entrega, hasta a veces “cortar todos los hilos de la lógica/ entregarme a los vientos, que me lleven/ a lo más alto”, busca encontrar en ella, en las palabras “Como una vida nueva” “Sólo ellas te darán/ la súbita visión del paraíso” concluye en “Escribir como tú”.

Para terminar, también como en el principio del libro, nos sugiere en su último poema: “Por el amor que no hice”, lo que de verdad importa, tras la noche oscura de este cuerpo celeste en inútil agonía, al final, recordando la advertencia de San Juan de la Cruz, nos examinarán en el amor.

Comparto un poema del libro:

.

EL CASTAÑO
.

Algo
de la serenidad
de los instantes últimos
desciende sobre mí como la sombra
del castaño, me abraza
como si me abrazaras, me libera
de toda inquietud.
Es apenas relámpago
interior silencioso,
una mano enguantada
en ese terciopelo del olvido
que, sabia, me conduce al no lugar
donde ya nada importa:
ni urgencia de la luz
del alba
ni inexorable
anochecer
ni cotidiano
cortejo de desdichas o dichas.

Compártelo conmigo.



De “Cuerpo Celeste” de Aureliano Cañadas



.